domingo, 6 de enero de 2013

Historia de la Iglesia Adventista



En apenas un siglo y medio la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha crecido de un puñado de personas, que diligentemente estudiaron la Biblia en búsqueda de la verdad, hasta convertirse en una comunidad mundial de más de ocho millones de miembros, y otros millones, que consideran la Iglesia Adventista su hogar espiritual.
Doctrinariamente, los Adventistas del Séptimo Día son herederos del supradenominacional movimiento Milleriano de la década de 1840. Aunque el nombre “Adventista del Séptimo Día” haya sido escogido en 1860, la denominación no fue oficialmente organizada hasta el 21 de mayo de 1863, cuando el movimiento incluía cerca de 125 Iglesias y 3.500 miembros.
Entre 1831 y 1844, Guillermo (William) Miller – un predicador Bautista y ex-capitán de Ejército de la Guerra de 1812 – lanzó el grande despertar del segundo advenimiento, el cual eventualmente se dispersó a través de la mayoría de los cristianos. Basado en su estudio de la profecía de Daniel 8:14, Miller calculó que Jesús podría retornar a la tierra el 22 de octubre de 1844. Cuando Jesús no apareció los seguidores de Miller experimentaron lo que se vino a llamar “El Gran Chasco”.
La mayoría de las personas que se habían juntado al movimiento, salió con una profunda desilusión. Pero los pocos que mantuvieron su fe, regresaron a sus Biblias para intentar descubrir porque fueron decepcionados. Luego concluyeron que la fecha del 22 de octubre era correcta, pero que Miller había predicho el evento equivocado para aquel día. Ellos se convencieron de que la profecía bíblica preveía no el retorno de Jesús a la tierra en 1844, sino que El comenzaría en aquella fecha un ministerio especial en el cielo para Sus seguidores. Así, ellos continuaron a esperar por el breve retorno de Jesús, como hacen los Adventistas del Séptimo Día aun hoy.
De este pequeño grupo que se rehusó a desistir después del gran Chasco, surgieron varios líderes que construyeron la base de lo que vendría a ser la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Se destacan dentro de estos líderes una pareja joven (Santiago y Elena White) y un capitán de navío jubilado, Jose Bates.
Este pequeño núcleo de “adventistas” comenzó a crecer – principalmente en los estados de la Nueva Inglaterra en la América del Norte, donde el movimiento de Miller había comenzado. Elena White, apenas una adolescente en la época del gran Chasco, se desenvolvió en una dotada escritora, oradora y administradora, tornándose y aún permaneciendo como la consejera espiritual de confianza de la familia Adventista por mas de 70 años hasta su muerte en 1915. Ella disfrutó de la dirección especial de Dios mientras escribía sus consejos para el creciente grupo de creyentes.
En 1860, en Battle Creek, Michigan, EUA, un puñado de congregaciones de Adventistas escogieron el nombre Adventista del Séptimo Día y en 1863 organizaron formalmente el cuerpo de la Iglesia con un número de 3.500 miembros. En el principio, la actuación fue en gran parte limitada en América del Norte, hasta 1874 cuando el primer misionero de la Iglesia John Nevins Andrews, fue enviado para Suiza. La obra en África fue iniciada tímidamente en 1879 cuando Dr. H. P. Ribton, un reciente converso en Italia, se cambió para Egipto y abrió una escuela, pero el proyecto terminó cuando tumultos comenzaron a surgir en los barrios. El primer país cristiano no protestante en recibir la iglesia fue Rusia, donde un ministro adventista fue enviado en 1886. Misioneros adventistas entraron por primera vez en países no cristianos en 1894 como Costa Dorada (Gana), Oeste de Africa, y Matalbeleland, África del Sur. En el mismo año misioneros vinieron a América del Sur, y en 1896 había representantes en Japón. La iglesia hoy tiene actuación establecida en 209 países.
La publicación y distribución de literatura fueron los principales factores en el crecimiento del movimiento Adventista. La “Advent Review” y el “Sabbath Herald” (hoy “Adventist Review”), órgano general de comunicación de la Iglesia, fueron lanzados en Paris, Maine, en 1850; el “Youth”s Instructor” en Rochester, Nueva York, en 1852; y el “Signs of the Times” en Oakland, Califórnia, en 1874. La primera Casa Publicadora denominacional en Battle Creek, Michigan, comenzó a operar en 1855 y fue debidamente incorporada en 1861 con el nombre de Asociación de Publicación Adventista del Séptimo Día.
El Instituto de Reforma de la Salud, conocido mas tarde como Sanatorio Battle Creek, abrió sus puertas en 1866, y la obra de la sociedad misionera fue establecida a nivel estatal en 1872, posteriormente en 1877 ocurrió la formación de las Asociaciones de las Escuelas Sabáticas en todo el Estado. En 1903, la sede de la denominación se cambio de Battle Creek, Michigan, para Washington, D.C., y en 1989 para Silver Spring, Maryland, donde continua siendo el nervio central del trabajo siempre en expansión.

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