Bolsas y bolsas se van llenando con sopas, frijoles, aceite de cocina… manos incansables se mueven de aquí para allá, clasificando, cargando, distribuyendo. Hay hombres, mujeres y niños. Algunos llevan uniformes una pañoleta amarilla anudada al cuello, otros un chaleco con un logotipo verde que dice ADRA.
ADRA: La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (en inglés The Adventist Development and Relief Agency) es la rama humanitaria mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, establecida con el propósito específico de desarrollar económica y socialmente comunidades desfavorecidas y ayudar a mitigar los efectos de desastres,.
Desde que se corrió la noticia de los daños que estaba causando Manuel, ADRA México comenzó a movilizarse. Por un lado se solicitó apoyo Internacional y por otro se comenzaron a organizar los voluntarios locales. Pronto comenzaron llegar las donaciones.
En el Colegio Adventista Mary Andrews, de Chilpancingo, se reúnen la directora y varios maestros. Algunos de sus propios alumnos lo han perdido todo. Pero están ahí para ayudar. Pronto les visita el Ptr. César Hernández, Director de ADRA México, el Ptr. Martín Olvera, Director de ADRA Unión Interoceánica y la Mtra. Rosario Castro, Directora de ADRA en la Asociación Pacífico Sur, para tomar nota de las necesidades y llevar la primera de muchas ayudas que comienzan a fluir. El Ptr. Natán López y el Ptr. Alfredo Ocampo coordinan eficientemente la entrega de las ayudas.
En Acapulco las iglesias Adventistas también se han organizado. Los clubes juveniles de Conquistadores y Guías mayores, cuyos integrantes son jóvenes a partir de los 10 años de edad, ya están recibiendo la ayuda, clasificándola, y comenzando a entregarla a los más afectados. El cariño con el que sirven es notable. No sólo por que atienden a su propio pueblo, sino porque “el amor de Cristo los motiva”. El Ptr. Nahúm González y el Ptr. Raymundo Cuevas coordinan a los voluntarios. El Ptr. Joel Hernández, Presidente de la Asociación Pacífico sur, y la Mtra. Rosario Castro se informa de las necesidades primarias, visitan algunas partes afectadas, y canalizan más recursos. El Cuerpo de Rescate Adventista se ha hecho presente apoyando tácticamente las necesidades más urgentes, trabajando de día y de noche para atender a la población.
En Costa Grande, el Ptr. Neptalí Acosta y el C.P. Eulogio Gil organizan a los voluntarios. Llegan despensas, insuficientes para calmar la necesidad, pero que les recuerdan a los habitantes de las regiones afectadas que no están solos en su tragedia.
Son más de 20 toneladas de alimentos los que se han repartido. El trabajo no se ha terminado. Es mucho lo que se ha perdido, pero organizaciones como ADRA, junto con muchas otras, nos ayudan a recordar que todo se puede perder, menos la voluntad. La voluntad de reconstruir. La voluntad de ayudar. La voluntad de servir.
Puede ser un granito de arena en una vasta playa de necesidad, pero juntos, podemos hacer una diferencia. Porque todos somos ADRA.
Mary Santi.
Despertardelacosta
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